El acoso sexual callejero es un problema presente especialmente en las sociedades latinoamericanas. Surge principalmente a partir de la cultura machista existente en la sociedad, falta de empatía hacia las mujeres, tendencia a la cosificación y falta de denuncia e intervención, lo que lleva a una “normalización” del problema. En consecuencia, las mujeres y niñas se sienten siempre inseguras en los espacios públicos, van siempre a la defensiva, cambian sus hábitos para evitar situaciones de acoso y a nivel emocional se ven afectadas con sentimientos de vergüenza, ansiedad y culpa. En vista de esto, ONU Mujeres ha implementado por mediante el programa “Ciudades y espacios públicos seguros para mujeres y niñas en la Ciudad de México” una línea de autobuses operados por y para mujeres. Nos parece que la solución planteada en Ciudad de México es eficaz por las razones planteadas en el siguiente párrafo.

El objetivo que se tuvo en mente al implementar, con apoyo del gobierno local, la línea de autobuses exclusivos para mujeres conocidos como “Atenea”, fue promover espacios públicos en donde las mujeres se sientan libres. Además, junto con la nueva línea de autobuses también se implementaron en las líneas de Metro y Metrobús existentes centros de apoyo a las mujeres y las niñas. Estos ayudan con la denuncia de incidentes de acoso sexual y otras formas de violencia sexual, recurriendo a la justicia y brindando el apoyo psicológico y emocional necesario. Cabe recalcar que el proyecto “Atenea” ha tenido una inmensa acogida, demandando cada vez más unidades. Esta alternativa nos pareció una de las mejores para tratar con el problema antes mencionado, ya que brinda seguridad a las usuarias. La secuela que dejan las situaciones de acoso callejero en las mujeres es la sensación de inseguridad constante en los espacios públicos. Esto deriva en estrés, ansiedad, culpa y otros efectos emocionales negativos, también en el cambio de sus hábitos. Proporcionar un ambiente en el cual las mujeres se sientan realmente seguras contribuye a una liberación de la carga que ejerce el miedo y la incomodidad constante en su vida diaria, por ejemplo en su capacidad de decisión y su autoestima. Otra característica beneficiosa del proyecto es que los centros de apoyo implementados brindan una “voz” a las mujeres y niñas. Uno de los aspectos principales por los cuales el problema no se erradica y sigue creciendo es que la mayoría de veces las víctimas callan por vergüenza o miedo, contribuyendo a que el acoso se vea como algo normal en la sociedad cuando en realidad es una forma de violencia. Por eso, al brindarles un espacio en donde saben que van a ser escuchadas y apoyadas, un mayor número de mujeres denunciará casos de acoso. Esto cambiará la percepción social respecto al problema, concientizando acerca de la naturaleza violenta del acoso.

En conclusión, creemos que la alternativa evaluada podría ser aplicable en nuestro contexto pero con algunas modificaciones. En primer lugar, la tarifa para utilizar el servicio debería ser subsidiada para que no se limite el acceso a mujeres de bajos recursos que quieran acceder al mismo. Asimismo, el servicio no solo debería limitarse a un solo sistema de transporte, sino adaptarse a diferentes como el Metro, Metropolitano y el SIT. Además, se ha observado que el servicio de Autobuses “Atenea” sólo cubre las rutas troncales de la ciudad. Sin embargo, no está presente en las llamadas “rutas alimentadoras”, que consisten en tramos más cortos dentro de determinadas zonas y que cuentan con un número significativo de usuarios. Dicho esto, el servicio podría diversificar sus rutas para llegar a un mayor número de mujeres.