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ANÁLISIS: La ley belga multa y dicta prisión hasta por un año a los acosadores

Actualmente, el acoso callejero es una de las problemáticas sociales con mayor presencia en diferentes partes del mundo, dentro de los cuales el sector femenino suele ser el más afectado. Asimismo, estas prácticas generan una situación incómoda y molesta para la víctima. Incluso llegando a producir que ésta modifique su rutina, ropa o personalidad para “prevenir” el problema. Por ello, es importante conocer medidas como la que el gobierno de Bélgica plantea mediante una ley que sanciona a los acosadores. Ante esto, consideramos que la solución propuesta es eficaz por las razones que expondremos a continuación.

 

En Bélgica, se ha declarado una ley que dicta multas y hasta prisión por un año a quienes practiquen el acoso callejero. De esta forma, se convierte en el primer país que maneja la problemática como delito. Asimismo, tiene como objetivo disminuir los casos de ésta en el país y, a largo plazo, cambiar la visión que se tiene frente al problema. Uno de los puntos a favor de la solución es que se trata de una medida directa a un problema que, en muchas ocasiones, es ignorado. Esto debido a que la sociedad ha aceptado el acoso como algo cotidiano, las personas se han acostumbrado a verlo por la calle y, además, a no intervenir frente a él. Por ello, es importante que el mensaje contra la problemática sea expuesto mediante una ley, ya que da énfasis a la gravedad del asunto. Además, las sanciones de esta solución reafirman la idea de acoso como delito y da herramientas para enfrentarlo. Esto es percibido por los acosadores y, más importante, por las víctimas, que ven finalmente una conclusión firme y concreta a sus denuncias. Asimismo, aporta más claridad a la perspectiva judicial de esta problemática, puesto que las sentencias están establecidas y no se apoya en otras leyes como suele suceder en otros países. Por otro lado, dentro de los efectos sociales que genera la correcta implementación de esta propuesta se encuentra una nueva visión del problema por parte de las víctimas. Al constatar que las denuncias son atendidas y contemplar la aplicación de la ley con las sanciones correspondientes, el acoso será visto de otra manera por las acosadas, ya que el mensaje es radicalmente opuesto al que se les manda actualmente, pudiendo enfrentar el problema y no “prevenirlo”. Así, se fomenta la reacción por parte de las mujeres, tanto si suelen denunciar o no, dado que la misma retroalimentación les recuerda y demuestra que esas actitudes serán sancionadas. Finalmente, estas razones disminuirán, aunque sea mínimamente, los casos de acoso callejero, puesto que los argumentos expuestos traen consigo un cambio de mentalidad en las víctimas. Además, medidas como las multas y, sobre todo, la prisión de un año aseguran este objetivo.

 

En conclusión, al momento de analizar si esta solución es viable en nuestro país, consideramos que, a pesar de que algunos aspectos pueden adaptarse al ámbito peruano, la ley tal cual ha sido dictada en Bélgica no tendría lugar y serviría de muy poco para luchar contra esta problemática. La razón principal es el contexto político peruano y sus varios casos de corrupción que alteraría y hasta empeoraría la situación actual, ya que uno de los beneficios de esta solución es la nueva visión por parte de las víctimas acerca del problema, la misma que se vendría abajo ante la percepción de injusticias y la posible selección de denuncias atendidas. Por último, limitándonos a las sanciones de la propuesta y su aplicación al Perú, vemos factible principalmente el uso de multas y, siempre que sea bien efectuada, la prisión por un año.

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